Como ya hiciera en su día el que decía llamarse Padre Apeles, esta tucumana afincada, por desgracia, en España dedica su vida a los platós de los programas basura de televisión , a ganar dinero con las recetas de cocina y a meter sus narices en la Política española.
Irónicamente es una monja dominicana contemplativa a la que no le queda tiempo para contemplar nada.
Nadie sabe cuánto cobra ahora por hacerle campaña separatista a Artur Mas.
Para ella el zapatazo de la semana.
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